Mujeres arhuacas tejen mochilas con fibras de plástico reciclado
Es real. Dentro de muy poco, cualquier mochila arhuaca que usted compre en su paso por las estribaciones de la Sierra Nevada puede estar hecha con fibras recicladas del plástico.
Esta iniciativa impensada hace pocos años, es posible gracias a la alianza de dos fundaciones y la disposición de 25 mujeres arhuacas de la comunidad de Katansama, al norte del Magdalena. Lucelly Torres, indígena y directora de la fundación Wiracoco, es la gestora de esta idea que, sin duda alguna, tiene todos los matices para ser acreedora de varios reconocimientos.
"Empecé a trabajar proyectos de conservación y conocí a la empresa Ekored, que recicla plástico. Yo sabía que se hacían textiles y camisetas a partir de las fibras de las botellas PET, pero cuando vi un rollo de esa fibra por primera vez supe que había encontrado un nuevo tesoro", relata Lucelly. Esta mujer de inmediato se visualizó tejiendo una mochila arhuaca con esa fibra y así mismo encontró la unión perfecta de la preservación de los saberes ancestrales y el cuidado de la naturaleza, ambos fines muy importantes para la comunidad arhuaca.
Las mujeres de la comunidad y Ekored no tardaron en darle un espaldarazo a tan buena idea. Claro que aún se nota la incredulidad en varias de ellas al tejer, pues no pueden creer que ese material que sale de una botella reemplace con lujo de detalles a la tradicional lana de ovejo, algodón y fique. Con solo 250 gramos de la fibra es posible que estas mujeres de Katansama tejan una mochila mediana, que se vende al público entre 80.000 y 120.000 pesos.
Daysi Torres, indígena de 40 años, lleva tejiendo hace 37 y ya perdió la cuenta de cuántas mochilas han pasado por sus manos. Ella encuentra la fibra PET muy similar al algodón, lo que también le da un plus a este material en el sentido de ser más veloz su manejo respecto al fique y a la lana de ovejo.
"Es una manera divertida de ayudar al planeta, lo que es muy satisfactorio. También es una gran idea porque aquí en la comunidad se encuentran dos culturas, la indígena y la campesina. Esperemos que con este hallazgo de la fibra las personas que no tienen ese espíritu de conservación del planeta sepan que, reciclando ese plástico, se pueden hacer cosas maravillosas”, dice Torres.
Las mujeres indígenas ya están planeando ubicar un centro de acopio de plástico en Katansama, y es que el empezar a tejer con este material les cambió la visión de todo. "Ya no lo vemos como basura, y queremos empezar a recoger y no tener más la preocupación de que no está la oveja y no hay materia prima con qué tejer", dice Torres. Con menos de un mes de haber iniciado a tejer, las mujeres ya han producido algunas mochilas pequeñas, mientras esperan seguir perfeccionando el tratamiento de la fibra y saltar a tejidos más grandes.
El reto inmediato de Katansama y las mujeres tejedoras con fibras PET, es producir la suficiente cantidad de productos para asistir a la feria BioExpo que se realizará en Medellín en noviembre próximo y en donde esperan, con todos los méritos, llevarse los aplausos por esta encomiable labor.