64 privados de la libertad se fugaron en medio de amotinamiento en Santa Marta

Por más de 4 horas internos de la celda 2 del Centro Transitorio de Reclusión, estación Norte, se tomaron la azotea del lugar así como las instalaciones de un hostal vecino exigiendo que sus situaciones jurídicas sean definidas, toda vez que consideran que sus derechos son vulnerados.

El amotinamiento dejó como resultado daños estructurales en 2 edificios que fueron saqueados por los reclusos y en vehículos parqueados en los estacionamientos que se encuentran al costado de la estación.

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Del mismo modo, un interno resultó agredido con arma blanca, el cual fue evacuado a una clínica de la ciudad. En el sitio hay recluido 184 sindicados, de los cuales 64 se dieron a la huida pero fueron detenidos de inmediato por efectivos de la Policía. Sin embargo, el área permanece custodiada hasta que retorne todo a la normalidad y los internos sean contados nuevamente.  

 “Logramos una interlocución con los privados de la libertad con el ánimo que cesara la situación. Se llegaron a  acuerdos importantes, no obstante, tomaremos las decisiones correspondientes en un consejo de seguridad donde también participará la Fiscalía y la dirección de la cárcel Rodrigo de Bastidas”, explicó el coronel Óscar Solarte, comandante de la Policía Metropolitana.

De acuerdo con información preliminar, el motín se generó por la inconformidad de un grupo de reclusos que fueron alertados que uno de sus compañeros le fue declarada su libertad pero aun así debía cumplir con otra orden de captura. 

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Para lograr la negociación, las familias fueron necesarias, toda vez que sirvieron de garantías para la restricción del ingreso del Esmad a retomar el control del lugar.

“Tenemos que llevar a una determinación de reubicarlos, así como lograr una medida especial para que varios de ellos sean recibidos por el Inpec. El ministerio público ha estado presente para que se cumpliera la protección de los derechos humanos”, agregó Sandra Vallejos, secretaria de seguridad del distrito.

Las esposas y madres de los detenidos exigieron tratos dignos para los suyos, además insistieron en el alto grado de hacinamiento.