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En Suecia se abre juicio a iraní acusado de ejecuciones en masa en 1988

Hamid Noury, de 60 años, fue detenido en noviembre de 2019 en el aeropuerto internacional de Estocolmo-Arlanda.

Hamid Noury, de 60 años, fue detenido en noviembre de 2019 en el aeropuerto internacional de Estocolmo-Arlanda.. Foto: JERREVANG / TT NEWS AGENCY / AFP

Un tribunal de Estocolmo comenzó este martes a juzgar a un exresponsable iraní, acusado de estar implicado en ejecuciones masivas de opositores en 1988, que fueron ordenadas por el ayatolá Ruhollah Jomeiní, en un caso muy sensible en ese país.

Hamid Noury, de 60 años, fue detenido en noviembre de 2019 en el aeropuerto internacional de Estocolmo-Arlanda cuando entraba en Suecia. Desde entonces se encuentra en detención preventiva.

Según la fiscalía sueca, entre el 30 de julio y el 16 de agosto de 1988, Noury "arrebató intencionalmente la vida a un gran número de presos simpatizantes o pertenecientes a los muyahidines del pueblo" que eran objeto de una orden de ejecución del ayatolá Jomeiní, fundador de la República Islámica de Irán, después de los ataques perpetrados por el movimiento contra el régimen al término de la guerra entre Irán e Irak (1980-88).

El juicio debe alargarse hasta abril de 2022 con decenas de testigos citados.

- Manifestantes ante el tribunal -

El acusado llegó con ropa clara al tribunal, donde se mostró tranquilo y sonriente. Uno de sus dos abogados, Daniel Marcus, rebatió punto por punto las acusaciones contra su cliente, juzgado por "crímenes de guerra" y "muertes" en virtud de la competencia universal de la justicia sueca para estos casos.

En los años 1980, Noury era asistente del adjunto del procurador en la prisión iraní de Gohardasht, en Karaj, según la fiscalía.

Ahora es objeto de una treintena de denuncias de partes civiles entre víctimas, familiares y testigos de sus hechos, pero él niega "cualquier implicación" en los hechos.

Cientos de personas, principalmente muyahidines del pueblo, se congregaron frente al tribunal de Estocolmo, exigiendo a la justicia sueca e internacional condenar también a Ebrahim Raisi, nuevo presidente de la República Islámica.

"Mi hermano fue detenido en 1981 y condenado a diez años de cárcel porque formaba parte de un grupo de izquierdas", explicó a la AFP Lawdan Bazargan, de 52 años, cuya hermana, residente en Suecia, declarará en el juicio.

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"Después de seis años y tres meses, el procurador de la prisión dijo a mi padre que mi hermano +era un apóstata y merecía morir+", relató esta mujer llegada de Estados Unidos. 

"Cuando quisimos recuperar el cuerpo, nos respondieron: +los apóstatas no tienen cuerpo+", continuó.

El caso es muy sensible en Irán, donde defensores de derechos humanos acusan a funcionarios que actualmente ocupan altos cargos en el gobierno de haber participado en dichas ejecuciones.

Uno de ellos es Ebrahim Raisi, acusado por Amnistía Internacional de haber sido miembro de una "Comisión de la muerte", que se encargó de las ejecuciones.

Interrogado en 2018 y en 2020 sobre estas ejecuciones, Raisi negó haber estado implicado, pero rindió "homenaje" a la "orden" dada, según él, por el ayatolá Jomeiní de proceder a la depuración.

- Engañado para ir a Suecia -

Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de defensa de los derechos humanos hacen campaña desde hace años para que se haga justicia por la ejecución extrajudicial de miles de iraníes, en su mayoría jóvenes, en todo Irán, cuando se acababa la guerra irano-iraquí.

En ese periodo, se sospecha que Hamid Noury participó en la ejecución de otros presos en base a su ideología o creencias, consideradas opuestas al "Estado teocrático iraní", según la fiscalía.

Iraj Mesdaghi, antiguo preso de Gohardasht, tendió una trampa a Hamid Noury para que visitara Suecia. Según explicó a la AFP, le prometió un viaje en "crucero de lujo" por el norte de Europa.

Hamid Noury creyó que iba a encontrarse con su nieta, que se encontraba en Suecia, y embarcarse en el viaje de lujo por varios países de Europa, pero a su llegada a suelo sueco fue detenido.

A principios de mayo, más de 150 personalidades, entre ellas, premios Nobel, jefes de Estado o de gobierno y antiguos responsables de Naciones Unidas, reclamaron una investigación internacional sobre estas ejecuciones de 1988.