¿Deben acabarse las clases de religión en colegios públicos?
En La W, el profesor William Mauricio Beltrán se refiere a su investigación en la que revela que las clases de religión en colegios públicos no son opcionales.
¿Deben acabarse las clases de religión en colegios públicos?
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“Uno de cada dos estudiantes no se siente cómodo con las clases que le dan en los colegios”: profesor William Mauricio Beltrán. Foto: Getty Images / PROFESSIONAL STUDIO
En diálogo con La W, el profesor William Mauricio Beltrán, profesor de Sociología en la Religión de la Universidad Nacional de Colombia, explicó las conclusiones su estudio titulado ‘La clase de Religión en los colegios públicos de Bogotá’. En esta investigación, el docente afirma que, aunque el Estado colombiano es aconfesional o laico, en los planes de educación básica y media se mantiene el área de Religión como obligatoria, lo que se convierte prácticamente en un adoctrinamiento.
Según Beltrán, el 27% de los estudiantes de colegios públicos considera que el objetivo de la clase de Religión que reciben es aprender una determinada doctrina religiosa. En otras palabras, considera recibir una formación religiosa confesional.
De esta manera, Beltrán afirma que la inmensa mayoría relaciona su clase de Religión con el aprendizaje de la doctrina católica. Además, el 83% de los profesores admitió que en sus colegios no hay “estándares curriculares particulares en la enseñanza de la Religión para estudiantes no católicos”. Por esa razón, los profesores de los colegios públicos optan con frecuencia por usar los lineamientos que ofrece para este fin la Conferencia Episcopal de Colombia y terminan incluyendo los enfoques bíblico, cristológico y eclesiológico.
“Dentro de las herramientas pedagógicas y los contenidos usados en la mayoría de los colegios analizados, se resalta la Biblia como objeto central y orientador del discurso docente. En ninguno de los ejercicios de observación etnográfica se encontró algún otro libro sagrado perteneciente a una religión diferente de la católica”, cita el estudio.
Otro de los argumentos del profesor Beltrán es el tema de las especialidades, porque la ley es clara en decir que, para ejercer la docencia en el área de Educación Religiosa, se requiere de un título de Licenciado en Educación o de Postgrado en Educación. No obstante, señala que es evidente que en muchos colegios este requisito no se cumple, por lo que toda la clase de religión termina en el catolicismo.
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Finalmente, el profesor concluye que, en Colombia, la legislación que regula la orientación y los contenidos de la clase de Religión es contradictoria y, en la práctica, incumplible. Las normas que exigen mantener un área de Educación Religiosa de carácter confesional y, al mismo tiempo, prohibir que esta se use para el proselitismo religioso, son excluyentes entre sí.
Por otro lado, en lo relacionado con la enseñanza de la Religión en el sistema público de educación, la legislación ofrece un trato preferente a la Iglesia Católica, lo cual viola el principio de laicidad del Estado.
De este modo, Beltrán concluye en su estudio que el carácter contradictorio de las normas y la ausencia de orientaciones por parte del Ministerio de Educación sobre los contenidos y las pedagogías pertinentes facilita que los docentes usen la clase de Religión para difundir sus propias creencias entre los estudiantes.