Se estima que el 2020 sea el año en el que más se registren procesos de Reorganización Empresarial aceptados por la Superintendencia Financiera, lo anterior como consecuencia de la situación de iliquidez en la que se encuentran algunas empresas por causa del impacto de la pandemia. Se estima que las posibilidades de recuperación del crédito en el corto plazo, sean bajas. Desde el inicio del confinamiento hasta ahora, la información financiera histórica y el análisis financiero tradicional han tenido que ceder importancia dentro de la evaluación a la posición de caja y liquidez de las empresas y la capacidad de las mismas para adaptarse a este nuevo entorno. “Se encuentran empresas con altas pérdidas y caídas en sus ingresos, que pueden seguir siendo sujetos de crédito si han logrado adaptarse y proteger el factor más relevante en estos momentos, su flujo de caja, a través de aplazamiento de inversiones, reperfilamiento de deudas, reducción de costos y gastos, entre otros, que las hacen sostenibles y con capacidad para cumplir con sus compromisos en el corto plazo”, afirma Esteban Ospina Jefe de Riesgos de Solunion Colombia. “En el caso nuestro, nos dedicamos al análisis y cobertura de los créditos empresariales. Somos conscientes de que el crédito es un circulo virtuoso que hace mover la economía y, sin este, no tendremos una reactivación como necesitamos”. Esto implica que el crédito se sigue otorgando a pesar de las circunstancias, pero con una tarea adicional que supone conocer en detalle la empresa deudora y no solo quedarse en unas hojas de balance y estado de resultados que hoy, pueden decir poco del presente y futuro de la empresa.