¿Quién está detrás de las invasiones de resguardo indígena en Santa Marta?
Más de mil personas hacen presencia en un predio sometido a extinción de dominio, administrado por la SAE y bajo el cuidado de Parques Naturales y el pueblo arhuaco.
Una ola de colonización, tal como ha sido catalogada por la comunidad arhuaca, viene siendo denunciada ante instancias nacionales desde el jueves pasado, cuando 50 familias ingresaron al predio conocido como ‘La Lengüeta’, un terreno habitado por índigenas con salida al mar y apetecido para la siembra. Esta disputa parece no tener fin, pues, desde la madrugada de este lunes ya hay 1.500 personas ocupando la zona.
Esta invasión era una historia que estaba por cumplirse ya que, desde que las más de 500 hectáreas fueron sometidas a extinción de dominio y su saneamiento fiscal ha tardado, los campesinos que en ataño ocupaban el área, vienen pidiendo respuestas rápidas a la Sociedad de Activos Especiales (SAE), dado que consideran que están afectados porque no tienen dónde labrar.
El Paramilitarismo milenario
Hoy existen varias versiones que contrarían al espíritu sembrador de los colonos, ya que, fuentes humanas y estudios de especialistas del conflicto armado indican que grupos al margen de la ley habrían convocado la movilización en la que no todos los que participan en ella son agricultores, ni tampoco son de la región.
Para Lerber Dimas Vásquez, antropólogo e investigador, el paramilitarismo acumuló por 35 años grandes extensiones de tierra en la zona comprendida entre el sector de Don Diego y la vereda Marquetalia, centros de operaciones ahora del narcotráfico y estructuras criminales dedicadas a la extorción y el secuestro.
Este investigador narra que “en una reunión sostenida con miembros de la comunidad en años anteriores para discutir la tenencia de la tierra, el pariente de un exparamilitar se levantó y dijo que ese problema se acababa cuando se matara a un indígena o un trabajador de Parques. Para la gente que estaba allí eso significó un chiste, yo me levanté y me fui. El tema de la invasión en ‘La Lengüeta’, no es cierto que sea una decisión autónoma de los campesinos, era una bomba de tiempo y las autoridades samarias lo sabían”.
Rutas de narcotraficantes
Otras investigaciones apuntan a que toda la invasión sería una estrategia orquestada desde Honduras, donde se encuentra extraditado desde 2014 un narco colombiano que por años dominó estos terrenos bajo la complicidad del paramilitarismo, y que ahora quiere regresar por lo suyo.
Más allá de saber a qué orilla delictiva pertenece el personaje que presuntamente estaría instrumentalizando a los campesinos, la comunidad arhuaca asegura que la invasión está siendo dirigida por agentes externos.
“Lo único que sabemos es que se trata de un jefe que está fuera de la región y que estaría con el interés de volver a recuperar la zona. Requerimos la intervención del Gobierno Nacional, porque esta situación se puede salir de las manos”, agregó Margarita Villafaña, autoridad arhuaca.
Este panorama protagonizado por 4 personajes que reclaman autonomía, ha mostrado un aumento progresivo de las confrontaciones que hoy se presentan. Dimas ha dicho que el asesinato de Wilton Orrego, contratista de Parque Nacional Naturales (PNN); el rapto y posterior tortura de Natalia y Rodrigo, ambientalistas ajusticiados en diciembre de 2019; y la quema de la oficina de control de PNN, eran vaticinios de estos tiempos.
La ‘Línea Negra’ y el COVID-19
Los pueblos que conforman el resguardo Kogui-Malayo-Arhuaco reclaman que Katansama debe ser respetado, toda vez que hace parte de los sitios sagrados amparados por la ‘Línea negra’ y por tanto tiene que ser protegido para su conservación y realización de rituales y pagamentos ancestrales.
Villafaña ha señalado que los invasores están deforestando la zona, causando un impacto ambiental. “Para adecuar el terreno y poder construir, están podando árboles y plantas y destruyendo el hábitat de muchos animales que han tenido que migrar a otros lugares”, agregó la líder.
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Esta situación se mezcla con la emergencia sanitaria que enfrenta el país, pues, las redes sociales han evidenciado que, en medio de las revueltas, los campesinos y comerciantes han violado las medidas de autocuidado exponiéndose a un alto contagio por COVID-19.
Los arhuacos se han mantenido en la parte alta del resguardo esperando que las mesas de diálogo realizadas por los entes gubernamentales surtan su efecto para tomar posesión de los predios nuevamente.