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Tunja, ciudad heroica y taller de la libertad cumple 481 años de su fundación

Hablar de Tunja es recorrer los caminos de los muiscas, según el maestro Javier Ocampo es la síntesis de la historia nacional, es arte, arquitectura, literatura y gastronomía.

Javier Ocampo es historiador, novelista, es un libro andante, tiene los datos precisos en su cabeza, hace pausas para recordar, y con el entusiasmo que le caracteriza, recuerda cada punto de la historia de la gesta libertadora, de Boyacá y Tunja.

Aunque nació en Aguadas, Caldas siente un amor infinito por Tunja, hace parte de la Academia Colombiana de Historia, siempre esta dispuesto como buen caldense, con humildad, a contar y contar los hechos históricos que han ocurrido en Colombia.

Esta vez la W, lo contactó para hablar de Tunja y sus 481 años de fundación, para hablar de sus etapas muiscas, hispánica-colonial y republicana, después de la revolución de la independencia.

El aislamiento obligatorio, nos permite hablar con el maestro de 81 años de edad, a través del celular. Dice el origen, del nombre de Tunja, viene de Hunza, que significa varón prudente, pero también está ligado al primer Zaque que tenía el mayor poder en las tierras boyacense.

Sobre Tunja, recuerda que es un pueblo de esencia mestizo, de aculturación hispano-indígena, es la síntesis de la historia nacional, pues en la Hunza indígena se levantaron las primeras casas, los templos y los conventos.

“La ciudad es de un modelo típicamente castellano, las mansiones se hicieron al estilo Andaluz, de la tierra de su fundador Gonzalo Suárez Rendón, aparecen 13 Iglesias coloniales, seis conventos y grandes mansiones de caballeros nobles con escudos españoles”, narra Ocampo que siempre luce elegante, impecable cuando se le observaba por el centro histórico de la ciudad, antes de la pandemia.

Es reiterativo, y tiene razón, al señalar que Tunja es una ciudad culta, con obras de arte, de una arquitectura del renacimiento con mucho de barroco y árabe, que no hay en otra parte de Colombia.

En verdad, escuchar a Ocampo es deleitarse y admirar su dedicación de años de investigación, de escritura y lectura sobre todo de la vida del libertador Simón Bolívar que llamó a Tunja: Ciudad heroica, taller de la Libertad.

Recuerda, Ocampo, Tunja fue la capital de la Nueva Granada, sede del Congreso de los años del federalismo en la primera República neogranadina, y lugar donde el libertador Simón Bolívar recibió el título de ciudadano granadino y fue ascendido de coronel a general.

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Reconoce en los cafetines, ubicados en la remodelada Plaza de Bolívar, un lugar donde se habla y se plantean proyectos para la ciudad, pero a pocos metros se encuentra el Club Boyacá, escenario donde las mujeres fueron claves en la batalla de Boyacá.

“Fue muy importante Juana Velasco de Gallo organizó una reunión para el libertador Simón Bolívar y el Estado Mayor del Ejército en su residencia donde hoy es el club Boyacá, y allí elaboraron más de 2.000 camisas para los soldados patriotas”, dice.

Pide la palabra, Nellysol Gómez, compañera, confidente y esposa del maestro Ocampo, afirma, la mujer tunjana representa un papel importante en la historia de la independencia, en la nueva granada, en las organizaciones femeninas de la actualidad, además de liderar instituciones privadas y estatales en Tunja.

Cuenta el maestro que, la culta ciudad se ha distinguido por el desarrollo de la educación. “132 instituciones educativas como oficiales y privadas y 10 universidades públicas y privadas por eso se ha llamado Ciudad Universitaria”.

La imprenta y el periodismo pasaron a ser un aspecto muy importante en la vida de los tunjanos, en los primeros años del siglo 20.  “En 1910 Tunja llegó a tener siete imprentas”.

Otro aspecto que ha marcado la historia de los tunjanos son sus fiestas religiosas como el Corpus Christi que, a juicio de Ocampo, fueron la más importante de Colombia, la Semana Santa con las imponentes procesiones de los nazarenos, así como la celebración de la Virgen del Milagro, patrona de Tunja y de la Fuerza Aérea de Colombia.

Otras dos celebraciones tradicionales que enmarcan la historia de la capital de Boyacá, una de las ciudades más seguras del país, son: el Festival Internacional de la Cultura y el Aguinaldo Boyacense.

Si usted amigo lector visita Tunja, no olvide hacer un recorrido por los museos, pero además de espacios para recrear la cultura muisca, según Paola Vargas, secretaria de Cultura, se observan cojines del Zaque, pinturas rupestres en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), donde además hay excavación arqueológica.

Tanto el maestro Ocampo como Vargas, aconsejan a quienes visiten Tunja, pasar por Runta, ponerse la ruana, como lo hace Nairo Quintana, y probar la mazamorra chiquita y las diferentes preparaciones que se hacen en torno al cerdo, al cuchuco con espinazo, la longaniza y la fritanga. “Es absolutamente deliciosa”.