Taiwán quiere compartir con la OMS cómo controló el coronavirus
Desde el primer momento, cuando en China recién se hablaba de una neumonía fuera de lo común, Taiwán ya preparaba su contingencia.
Taiwán no esperó a que el problema cruzara sus fronteras. Se adelantó al resto del mundo. Mientras otros países conocían noticias sobre rumores de una “neumonía atípica” en una ciudad China llamada Wuhan, la isla ya desplegaba medidas preventivas.
Su gestión inició con un hecho fortuito. Luo Yi-jun, subdirector del Centro de Control de Enfermedades de Taiwán, no podía dormir en la madrugada del 31 de diciembre. Para distraerse, comenzó a leer un foro en internet donde le llamó la atención un hilo de comentarios sobre una posible nueva enfermedad en la ciudad china de Wuhan.
Los mensajes que Luo leyó mientras no podía dormir lo llevaron a alertar al sistema de prevención de emergencias taiwanés. La respuesta fue inmediata.
Como primera medida, las autoridades taiwanesas comenzaron a hacer controles a todos los pasajeros de vuelos procedentes de Wuhan. El 7 de febrero, la isla cerró todos los enlaces aéreos con China.
Durante todo este tiempo, Taiwán solo ha registrado 440 casos de COVID-19, sin tener que recurrir a medidas como el confinamiento. La mortalidad también ha sido mínima, solo siete personas han perdido la vida.
Los resultados de la gestión taiwanesa hablan por sí mismos. Pese a que se trata de una isla separada de China por solo 180 kilómetros de mar y alrededor de medio millón de taiwaneses trabajando en el país vecino, la cifra de contagios no superó los mil.
Le puede interesar:
- Pulmón de un hombre habría colapsado por correr con tapabocas
- Países que levantaron la cuarentena: qué tan grave es que aparezcan nuevos brotes
Ahora, Taiwán presiona a la OMS para ser escuchada y compartir su caso de éxito durante la asamblea anual que comienza el próximo lunes y en la que la isla quiere acudir como observador.
Sin embargo, actualmente la isla carece de un asiento en la ONU, por lo que existe un obstáculo político para que comparta su historia en la asamblea de la OMS.
"Queremos compartir nuestra experiencia frente al coronavirus", señalan a la agencia Efe fuentes diplomáticas taiwanesas en Ginebra, que en las últimas semanas han redoblado sus esfuerzos para intentar entrar en la asamblea, aunque temen que ésta les vuelva a cerrar las puertas.
Para que una ONG, compañía o territorios fuera de la ONU pueda ser observador de la asamblea, debe contar con el consenso de sus 194 países miembros. Taiwán no la tiene fácil, pues China, uno de los países más influyentes, se opone.
Entre 2009 y 2016, cuando Taiwán sí estuvo en la asamblea, las relaciones entre Pekín y Taipei vivían una gran distensión por el acercamiento al régimen comunista del presidente taiwanés Ma Ying-jeou, del Partido Kuomintang, históricamente ligado a China.
Sin embargo, con la llegada a la presidencia de Taiwán de la independentista Tsai Ing-wen, del Partido Demócrata Progresista, la relación con China se quebró y Pekín ha impuesto una política de aislamiento hacia la isla que incluye su no participación en la asamblea desde entonces.
Estados Unidos, tradicional aliado de Taiwán, también pidió el pasado 8 de mayo a la OMS que la isla participara en la asamblea, lo que de inmediato provocó el rechazo de la diplomacia china: la gran cita que empieza el lunes, como nunca antes, convertirá la participación taiwanesa en un nuevo pulso entre Washington y Pekín.
Con información de agencia EFE