Relatos del fallido operativo en Culiacán contra del hijo de "El Chapo" Guzmán
La comunidad de Sinaloa en México, convocó una marcha por la paz para enviar el mensaje de que esta ciudad no le pertenece a los criminales.
El Cártel de Sinaloa demostró su poder el pasado jueves 17 de octubre ante el gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tras el fallido operativo del Ejército en la ciudad de Culiacán donde se pretendía capturar a Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, hijo del encarcelado capo del narcotráfico Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, fundador de dicho grupo criminal.
En ese llamado “jueves negro”, los sinaloenses vivieron una tarde de terror, cuando los sicarios del cartel con armamento pesado desataron una balacera nunca antes vista, desalojaron varios comercios, ocuparon las principales avenidas con vehículos incendiados, cerraron puentes, carreteras de acceso a la capital del estado localizada en el noroeste del país. Todo lo anterior inclusive desembocó en suspensiones de salidas de autobuses y vuelos comerciales.
La organización criminal, con lazos internacionales, puso en jaque a los militares, superados en número, organización y armamento. El resultado fue de 14 personas asesinadas y 21 heridos, según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa. Además, 51 reos considerados de alta peligrosidad se fugaron de las cárceles.
Hoy, una semana después de estos hechos violentos, a pesar de que los habitantes de Sinaloa volvieron a sus actividades normales, existe un clima de incertidumbre, después de convertirse en el peor hecho violento en la historia de la ciudad, quizá aún mayor al de la situación que se vivió cuando el otro hijo de “El Chapo”, Édgar Guzmán López, fue asesinado en 2008.
Este próximo domingo a las 16:00 hora local, el Consejo Estatal de Seguridad Pública, que funge de enlace entre la sociedad y las autoridades, difundió en redes una convocatoria para marchar por la paz, en lo que llamaron “Culiacán Valiente”, con el fin de enviar un mensaje de que la ciudad no le pertenece a los criminales, “que busca cambiar la conversación sobre nuestra ciudad” y "mostrar al mundo la verdadera cara y el gran corazón de la sociedad sinaloense”.
Terror
Lo que era un día normal para los ciudadanos, acostumbrados a la violencia incesante en el territorio, cuna del narcotráfico desde hace casi 50 años, y donde surgieron los primeros grupos criminales como el Cártel de Guadalajara después nombrado Cártel de Sinaloa, pasó a ser una de las fechas más terroríficas de las que se tenga precedente.
El caos que se vivió quedó registrado en las redes sociales y grupos de Whatsapp, ya que fungieron un papel determinante para dar a conocer la información, pues las autoridades no comunicaron lo sucedido hasta horas más tarde.
Una trabajadora de una tienda de autoservicio en Culiacán, quien pide reserva de su nombre por seguridad, cuenta para la Agencia Anadolu que ese “jueves negro”, se encontraba trabajando cuando alrededor de las 15:30 horas de la tarde entraron asustados clientes para informar que en la calle había gente armada deambulando.
Según cuenta, en Culiacán son “normales” los enfrentamientos a balazos entre narcotraficantes, por lo que no prestaron mucha atención y continuaron sus labores. “Luego me llegaron vídeos de transportistas de la tienda que hacen entregas a domicilio y decían que ya no podían pasar, que las calles estaban tomadas. Yo estaba a una cuadra de todo (el ataque). Nunca habíamos visto algo así y le decíamos a la gente que se regresara y resguardara”.
Pasaron cinco minutos y continuaban con mayor intensidad los balazos afuera del almacén de cadena. La mujer continúa: “Corrí a un acceso (a la tienda) y mi compañero a otro, les dijimos a los de seguridad que cerraran las puertas y quienes venían caminando por ahí, la gente le pegaba a las cortinas para que los dejáramos entrar y los dejamos pasar. Escuchábamos los balazos, pero no sabíamos si eran cerca o lejos”.
Todo esto lo escuchó hasta las 16 horas y, dos horas más tarde, más de 100 personas, entre trabajadores y clientes estaban resguardados dentro de la tienda alarmados sin que nadie pudiera salir. Con las autoridades, afirma la mujer, mantenían comunicación. Ellos les informaron que la cosa estaba más calmada y podían salir pero “bajo su propio riesgo”.
Así lo hicieron algunos por una puerta trasera de la tienda de cadena, no obstante, no había transporte público, ni taxis de aplicaciones móviles para que la gente pudiera trasladarse. La mayor parte de las personas pasó la noche en la tienda. “Nos decían que estábamos más seguros ahí dentro, porque a la vuelta era donde ocurrieron los hechos”.
La mujer salió hasta las siete de la mañana del día siguiente (18 de octubre), aunque cuenta que percibió un extraño ambiente en el entorno y en la ciudad se veían aún los rastros de enfrentamientos, los carros que fueron quemados, todo destruido. Hasta el sábado dice que se normalizaron las actividades. Aunque ella y muchos de sus amigos prefirieron no salir ese fin de semana y quedarse en sus casas.
Y no sólo esta tienda de autoservicio sirvió como albergue, prácticamente todos los negocios de los alrededores del centro de la ciudad.
Las consecuencias
Tras una semana de los hechos violentos, Silber Meza, periodista y director de la organización Iniciativa Sinaloa, dedicada a incidir en políticas públicas a favor de los derechos humanos a través de la investigación, reflexiona sobre lo vivido durante ese “jueves negro”: con el fallido operativo y la posterior liberación de Ovidio Guzmán.
“El operativo es fallido no sólo porque la autoridad hizo realmente un pésimo trabajo; no recuerdo operativos de esta magnitud con este nivel de vulnerabilidad que dejó a las fuerzas armadas y a la ciudadanía. Ya habían sucedido este tipo de acciones, pero en Sinaloa no se tienen precedentes. Segundo, que hayan liberado a Ovidio, es una decisión que se entiende, que se tuvo que tomar de manera forzada de un operativo fallido”, asegura para la Agencia Anadolu.
Para el director de Iniciativa Sinaloa es “increíble” que el gobierno no haya medido el nivel de violencia de un cártel poderoso. “Van a la ciudad donde está atrincherado, donde viven, que es Culiacán, que es la ciudad del cártel, que se mueven por todo el estado u otros estados. Culiacán es su centro operaciones, aquí tienen su estructura y aquí es su oficina”.
¿El gobierno se vio rebasado por crimen organizado con la liberación de Ovidio?, se le pregunta a Meza: “El Ejército tiene más poder que el cartel, el problema es que fue un pésimo operativo, con muy pocas fuerzas de seguridad y la reacción fue brutal. Rebasaron al operativo, no al Estado y amagaron al Estado y le dijeron yo ya tengo capturado a tantos militares, a las familias. El gobierno planeó mal su operativo”.
Sin embargo, destaca que este hecho es un terrible precedente debido a que el mensaje que manda el cartel es que hicieron una “buena estrategia”, y lo ven como algo positivo al salir victoriosos, de tal manera que la pueden volver a repetir y, a su vez, que lo repliquen otras organizaciones criminales en el país.
Por su parte, las autoridades mexicanas no han dado a conocer realmente qué sucedió con durante y después del operativo.
En sus conferencias de la mañana, el presidente López Obrador se ha limitado a decir que con la liberación del hijo de "El Chapo” lo que se evitó fue que no se derramara más sangre, por lo que se mostró en disposición de comparecer ante los poderes legislativos, como la Procuraduría General.
Al igual, dio a conocer que el día del operativo se reunió con el gabinete de seguridad para tomar la mejor decisión para proteger al pueblo. Sin embargo, en días pasado ha sido fuertemente criticado por políticos de oposición, columnistas y analistas en seguridad, quienes piden la renuncia del secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo.
A su vez desde la Cámara de Diputados mexicana se solicitó para esta semana adelantar la comparecencia de dicho secretario Durazo, con el fin de que explique los hechos suscitados.
Sin embargo, el mandatario dijo este miércoles que se elaborará un informe minucioso y cronológico sobre el operativo, el cual será público sin divulgar cuándo.