El diálogo entre el punk británico, el folclor colombiano y la electrónica
En el marco del Festival Petronio Álvarez el British Council celebrará el mestizaje sonoro entre Colombia y el Reino Unido.
Para "meterse en onda" antes de grabar sus tomas vocales, Joe Strummer, vocalista de The Clash, se hundía en el asiento de su carro y ponía un casete “pirata”. Allí, el 'Rey de la cumbia' colombiana, Andrés Landero, turbaba los tímpanos de este punkero británico, nacido en Turquía. Pasado el golpe de acordeón, Strummer estaba listo.
La anécdota, contada en un artículo de prensa por Mario Galeano, colíder de proyectos musicales como Ondatrópica y Frente Cumbiero, y uno de los responsables de posicionar la cumbia en el mundo, fue confirmada por Jason Mayall, amigo personal de Strummer y mensajero de los porros de Pacho Galán y los acordes de Landero.
Él, Mayall, fue quien envició de folclor colombiano a Strummer.
“Sí, definitivamente le encantaba eso. Grabé un casete de Landero en mi primer viaje a Colombia en 1990. Cuando regresé le regalé a Joe una copia llamada ‘El rey cumbiambero’ y, a partir de eso, ahora puedes encontrar a Landero por todas partes”, relata Mayall, quien define sus viajes transatlánticos bajo una premisa: rotar la música colombiana entre los punkeros deseosos de nuevos ritmos en un submundo ecléctico.
“Yo era básicamente el único que hacía este tipo de cosas -asegura Mayall-. Esos sonidos no los encontraba en ningún otro lado. Iba a Colombia y lo que hallaba lo traía de vuelta a Londres. Después lo tocaba en fiestas y festivales, y simplemente les encantaba. Mi amigo Joe Strummer se convirtió en un gran admirador y solía compartir la música con sus conocidos. Así creció y creció”.
Mayall y Strummer se dedicaron a pasar el testimonio “cumbiambero”, que aterrizó en el tocadiscos de Scratchy. El DJ británico sostuvo que Joe le “presentó” los ritmos folclóricos de la nación suramericana en medio de las giras que realizó junto a The Mescaleros, la banda fundada por Strummer en la era post-Clash y con la que tocó hasta el día de su muerte, el 22 de diciembre de 2002.
Recordó Scratchy que en un homenaje póstumo para Strummer, los aires de Andrés Landero fueron los primeros en sonar de fondo.
A su manera, el legado de Strummer fue prolongado por otros británicos como William Holland (DJ Quantic), músico que llegó a Colombia en 2007 atraído por la basta variedad de long plays (discos de larga duración) de orquestas antillanas y acetatos grabados en la época de oro de la compañía Discos Fuentes.
“Fui a Cali porque yo soy un melómano y coleccionista de discos LP -manifiesta Holland-. Esa ciudad tiene fama de conservar excelentes acetatos salseros y de música antillana (mezcla de ritmos africanos fusionados con folclores de la región antillana y el mar Caribe). Cuando llegué me pegó mucho el ambiente del trópico y su cultura misma, así que decidí establecerme, pese a que el país vivía una realidad social compleja, atravesada por unos contrastes profundos entre conflicto y alegría. Esa mezcla entre los ritmos que permeaban la cotidianidad, más el valor de sus personas, fue definitiva para mi permanencia aquí”.
Una vez asentado en el país, Quantic supo que allí potenciaría su espectro musical. “Yo tenía interés en el soul y en el funk, pero también escuchaba música africana, me eduqué con esos ritmos. Cuando llegué al Pacífico colombiano reconocí algunas influencias musicales de Nigeria y Ghana que me eran familiares de algún modo. La cultura pacífica conserva ritmos africanos que se caracterizan por cantos muy propios que hablan de sus paisajes, animales y comida”.
En este ambiente Quantic conoció melodías que, aunque ajenas al contexto social del norte de Inglaterra, se asociaban a una corriente musical que conocía: el northern soul del Reino Unido, característico por sus tonos pronunciados y sus raíces negras.
Dicha formación con influencias del soul, el funk, el dub y el punk, fortalecida por el encuentro con cadencias autóctonas del Pacífico, fue la iniciación para Quantic y para figuras de la talla de Richard Blair, el chamán de la antillana-electrónica quien trabajó, entre otros, con Carlos Vives en su disco 'La tierra del olvido', así como para Peter Gabriel, miembro del Salón de la fama del rock and roll.
Alejandra Gómez (Chonta DJ), gestora cultural que trabaja con Los Pirañas y Sidestepper, expresó que “para ellos es particularmente fresco” reconocer el carácter del suroccidente colombiano porque crecieron en la escena de Bristol (ciudad al suroeste de Inglaterra), cargada con la onda de Massive Attack y el trip hop; y con el Carnaval de Notting Hill en Londres, relacionado con el reggae y el ska.
El cruce de géneros, reveló Gómez, da cuenta de particulares similitudes que tiene la música colombiana con el punk y lo jamaiquino.
“Sin que haya una relación directa en lo musical, sí existen aproximaciones entre el punk y la música caribeña -explicó Gómez-. Ambas contienen anclas melódicas muy fuertes basadas en la repetición y en los coros de ‘llamado y respuesta’, que son fáciles de memorizar para quienes los escuchan”.
“En actitud, creo que en las letras y personalidades de artistas como Lisandro Meza, Diomedes Díaz, La Niña Emilia, Abelardo Carbonó, e incluso del Pacífico como Los Balanta, hay mucho de esa cultura contestaría, rebelde y cargada de humor. De vidas complicadas que se convierten en canción con imaginario popular”, añadió.
Por otro lado, para esta gestora cultural “hay cercanía entre las melodías de los porros y las canciones de las grandes orquestas tropicales con la música más prototípica del reggae y el ska de Jamaica y el Reino Unido”.
Por eso, y aunque parezca absurdo, a ese grupo de amigos ingleses les resulta natural oír porros.
Justamente, con el trabajo de Holland, Blair y Mayall, aunado a la gestión de institutos de cultura pública como el British Council, se crearon vínculos que ubicaron a artistas nacionales -en muchos casos originarios de pequeños pueblos- en grandes escenarios del mundo. Además, como destacó ChambimbeDJ, se rescató el valor de las tradiciones vernáculas colombianas.
“En algún punto se está perdiendo el valor de la narrativa campesina porque hay una tendencia humana, no solo en este país, sino en el mundo, que busca simplificar todo a través del consumismo urbano. En ese sentido, cuando pensamos en leyendas de diferentes disciplinas como Pelé o Gabriel García Márquez, para no ir muy lejos, es claro que vienen de pequeños pueblos que muchos consideran insignificantes. Hay que salvar ese respeto por la narrativa raizal, pues contiene una sabiduría y valor gigantesco”, concluyó Holland.
En honor a lo arriba citado, la cantora Nidia Góngora, Quantic, ChambimbeDJ, Jason Mayall (Cumbia Kid) y Chonta DJ se reunirán en la noche de este jueves en el marco del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez para celebrar un mestizaje sonoro y cultural que Strummer, donde quiera que esté, se gozará como lo hacía en su carro poseído por Landero.