Regiones

Los cerdos, un problema de salud mental y ambiental que denuncia habitantes de Tibaná

En las granjas habría al menos 25 mil cerdos, cifra que dobla la de los habitantes del municipio que es alrededor de 9000.

“La prueba reina” dice uno de los habitantes de Tibaná (Boyacá), mientras alza un plato lleno de moscas en plena Plaza de Bolívar de Tunja; una mujer vestida de ruana y sombrero grita: “necesitamos ayuda, por favor escúchenos”; un hombre bloquea la entrada de la Gobernación de Boyacá junto a varios vecinos de su finca: “no aguantamos más el olor, es fétido como a mortecino”.

Son campesinos de al menos 15 veredas, llevan, según ellos, 18 años esperando que entidades como la Corporación Autónoma Regional Chivor (Corpochivor) les resuelva la crisis social y ambiental por las mal llamadas “porquerizas” o “marraneras” del municipio ubicado a una hora de Tunja y a tres horas y media de Bogotá por carretera.

Luis Alberto León, vive hace 20 años en la vereda Zuta Abajo, recuerda las épocas maravillosas en donde podía disfrutar de un ambiente sano, sin embargo desde la llegada de las granjas porcinas todo se volvió una pesadilla en la mañana, en la tarde y en la noche por el olor a mortecino provocado por el excremento y los orines de los cerdos.

Ya no podemos ni dormir porque está lleno de moscas hasta nuestras habitaciones. (…) Servimos un desayuno y todo esta llenó de moscas, nos toca encerrarnos”, manotea don Luis Alberto sin dejar de mirar el piso de mármol pegado hace pocos meses en el centro histórico de Tunja.

Entre cinco y ocho de la mañana los olores son más fuertes lo que causa dolor de cabeza en la mayoría de los habitantes de las fincas cercanas a las granjas. “Nos da ardor en la nariz, los ojos y nos duele mucho la cabeza, tengo un familiar con oxígeno”.

Niños y ancianos son los más vulnerables a mareos y enfermedades respiratorias como consecuencias, según Blas Molina, labriego de la zona, “por la cantidad de riego del agua que sale de lavar las porquerizas que recorre los terrenos de las otras fincas, acompañado del olor nauseabundo.

Con respecto a la posición de los campesinos, el secretario de Salud de Boyacá, Germán Pertuz, reconoció que si es posible se enviarán los equipos de epidemiología para revisar a las personas, sin embargo aclaró: “hay una molestia por los olores y las moscas, pero no tenemos argumentos de juicios valederos para relacionarlos con enfermedades de las personas”.

Ante la Procuraduría Regional de Boyacá, los labriegos reconocieron, que en la zona de influencia de la producción porcina, la población está sufriendo problemas de tipo mental, al sentirse amenazados o en la obligación de desplazarse de sus terrenos de manera forzada. “Ellos (empresarios) no respetan a nadie como a Leónidas Jiménez que estaba cerca de esas granjas, y como comenzó a quejarse, pues agrandaron la marranera y se la trajeron al pie de la casa. No respetan a nadie”.

Como si fuera poco las aguas del río Teatinos, el mismo que cruza por el emblemático Puente de Boyacá, también ha sufrido las consecuencias por, supuestas malas prácticas ambientales, de los empresarios.

“En la noche, tiran todos los excrementos de los cerdos al río Teatinos así como a las quebradas”, denuncia doña Carmen Jiménez habitante de Tibaná.

Animales como las vacas no están bebiendo el agua en algunas fincas. “Es decir campesinos que tienen entre una o cinco vaquitas se están viendo afectados porque sus animales no pueden tomar el agua contaminada”.     

En zona urbana, la sensación en el ambiente no varía, pues las “porquerizas” están muy cerca. “Los niños del colegio Gustavo Romero Hernández se quejan que a las siete de la mañana hay unos olores terribles”.  

Según la personera de Tibaná, Alba Guerrero se han podido evidenciar anomalías tal como lo denunciaron los habitantes con respecto a malos olores y vectores, quejas que fueron remitidas a Corpochivor. “Si se perciben olores, ya que diga que son de las granjas, no lo puedo asegurar”.  

Respecto a las denuncias de la comunidad, la Procuraduría Regional de Boyacá, pidió a Corpochivor tomar acciones y verificar el cumplimiento las medidas preventivas impuestas a los propietarios de las granjas y las afectaciones nuevas al medio ambiente.  

En la entrada del Palacio de la Torre, el gobernador Carlos Andrés Amaya, se comprometió con los campesinos a ir a los lugares afectados con la Junta Directiva de Corpochivor. "Vamos a escuchar a las comunidades y sus posiciones". 

Por su parte, Corpochivor sostuvo que en la zona se tienen ingenieros trabajando, realizando visitas en las cuales se han evidenciado afectaciones. "La Corporación adelantó los procedimientos sancionatorios por $50 millones en contra de esas situaciones que han afectado el medio ambiente".   

Cuando se le pregunta a los campesinos por el propietario de las granjas porcinas ubicadas en las veredas Cirama, Altos de Tibaná y Chigüatá, admiten con nerviosismo que tiene poder y tímidamente pronuncian su nombre: “José Arístides Sarmiento y la familia”.