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Capitán (R) Gonzalo Fajardo hace memoria a su colega fallecido Jaime Nieto

Gonzalo Fajardo afirma que el capitán Nieto siempre tuvo un gran gusto por la culinaria y añadió que los invitaba a los mejores restaurantes de Madrid.

Tras la muerte del general Jaime Nieto, protagonista de la revolución de Avianca, La W quiso recordarlo con algunos apartes de las entrevistas concedidas a esta casa radial, y a través de la voz de sus amigos.

Nieto, nacido en Palmira, Valle del Cauca, falleció a los 96 años, y desde 1946 había piloteado para la empresa Avianca, compañía de la cual hizo parte en su más importante transformación.

El general habló en diferentes oportunidades con La W para explicar a través de su experiencia algunos episodios aeronáuticos que han sido noticia en Colombia y el mundo.

En 1976, recibió la orden Antonio Ricaurte como gran caballero.

Sin embargo, no todo en el corazón de Nieto era aviación, la buena mesa también estaba dentro de sus afectos, y dentro de su afición por el buen comer también formó parte del grupo de cocina “Los caballeros de la buena mesa”.

Nieto comandó la tripulación del viaje que trajo en 1968, en el vuelo 707, al papa Pablo VI al país.

En aquel entonces, el encargado de comandar la tripulación de regreso a Roma fue el capitán Gonzalo Fajardo, uno de sus colegas y amigos quien habló con La W en memoria del fallecido aviador.

“Jaime fue una persona muy querida y jovial, siempre dispuesto a compartir con sus compañeros”, afirmó Fajardo, quien calificó a Nieto como “uno de los mejores aviadores que ha tenido el país”.

Según Fajardo, el general Nieto hizo parte de una generación de pilotos que contribuyó enormemente al desarrollo de Colombia como nación, “siempre llevando con honor en el empenaje de su avión el pabellón nacional”.

Durante la entrevista con Julio Sánchez Cristo y su mesa de trabajo, Fajardo también recordó algunos pormenores del histórico vuelo que trajo y regresó a Italia al entonces pontífice Pablo VI.

Sobre la Avianca de otrora, el capitán Fajardo señala que “era un estilo diferente, incluso en algunos vuelos se subía don Juan Pablo Ortega, presidente de la compañía para el mismo supervisar el servicio a bordo”, “la cubertería era de plata, era muy diferente a la aviación moderna”.

Comenta que, durante sus estadías en el extranjero, su tiempo libre era usado para culturizarse y visitar museos, entro otras actividades.

Recuerda a Nieto como un espléndido piloto, y ello era determinado por “la habilidad que tenía para volar aviones, y el criterio para realizar acciones de vuelo”.

“La mejor paella que me he comido la preparó él”, recordó Fajardo sobre las dotes culinarias del fallecido piloto, recordando que también era un gran conocedor de restaurantes alrededor del mundo.

 

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