Internacional

El poder electoral de las redes sociales en tiempos de Trump y Bolsonaro

Los dos líderes políticos lograron amplio apoyo comunicándose directamente con sus electores a través de Twitter y Facebook.

Presidente Donald Trump en el Congreso de EE.UU.. Foto: Archivo Agencia Anadolu)

Por: Susana Noguera Montoya (Agencia Anadolu)

“Invasión” es la palabra con la que Donald Trump describió en Twitter a las caravanas de migrantes provenientes de Centro América. El término no tardó en usarse en diferentes medios de comunicación y resonar en la opinión pública. 
Aunque la ola migratoria no llegó a la frontera con Estados Unidos antes de las elecciones de medio término, realizadas el pasado 6 de noviembre, la idea de que miles de “malas personas” amenazaban la seguridad del país sí quedó implantada en la mente de millones de votantes.

Una encuesta realizada por Assosiated Press a la salida de los puestos de votación el pasado martes encontró que la migración y la atención médica fueron los dos temas que los electores más tenían en mente durante las elecciones. Otro dato interesante es que el 64% de los encuestados referenciaron a Donald Trump como un factor importante en la toma de su decisión electoral. 

Aunque los demócratas lograron mayoría en la Cámara de Representantes, la “ola azul” que habían pronosticado no llegó hasta el Senado, donde los Republicanos mantuvieron la ventaja dejando claro que Trump tiene un considerable poder electoral.

Una de las herramientas más importantes que el presidente Trump ha usado para comunicarse directamente con sus bases electorales ha sido las redes sociales. 

Liliana Gómez Céspedes, profesora de Teoría Política en la maestría de Comunicación Política de la Universidad de El Externado, afirma que estas plataformas son cada vez más usadas como medios de comunicación: emiten mensajes políticos construidos profesionalmente y los amplifican usando estrategias muy específicas. 

“Los ciudadanos puede que no sepamos usar las redes y nos pongamos a dar opiniones sueltas y hablar del clima, pero los políticos sí tienen profesionales que les construyen sus mensajes y hacen la minería de datos necesaria para dirigirlos”, explica Gómez.

Añade que la estrategia que usan líderes como Trump es muy sencilla: “Vender miedo a través de sus metáforas y luego los electores les compran seguridad”, dice.
 

Ante esta forma de comunicación política los electores muchas veces quedan vulnerables al no contar con las herramientas para contrastar o contextualizar la información.

“Cuando las ideas no tienen un soporte contextual, las audiencias quedan perdidas entre emociones. Luego asumen como ciertas las ideas que soporten las emociones que uno tiene desde su familia, su barrio o sus amigos”, explica Gómez. 

El producto de esta forma de comunicación, añade, es una fuerte polarización ya que hace que los ciudadanos “tomen partido desde el extremo (político) que llame más fuertemente a su emoción”. La politóloga Ana Beatriz Franco Cuervo, investigadora de la Universidad del Rosario coincide en los electores quedan expuestos ante el continuo bombardeo de información. “Las redes sociales han transformado la manera de relacionarnos y de hacer política”, dice Franco. Los mensajes llegan a los electores sin ningún tipo de filtro haciendo a la democracia “mucho más pasional y manipulable”, añade. 

Esta estrategia no es exclusiva de Trump. La politóloga explica que se trata de un fenómeno universal que ha traído varias manifestaciones en diferentes regiones del mundo. Latinoamérica no ha quedado exenta.
Brasil en la era de Jair Bolsonaro El pasado 28 de octubre Jair Bolsonaro no llamó a una rueda de prensa cuando supo que había sido elegido como nuevo presidente de Brasil. Tampoco convocó a una sede de campaña para dar su primer discurso como mandatario electo, como es costumbre. 

Prefirió dar un corto comunicado a través de la plataforma de video en vivo de Facebook para hablar directamente a sus audiencias, sin intermediarios.

El mensaje de Bolsonaro no superó los ocho minutos. En él agradeció a Dios y afirmó que usaría la Biblia y la Constitución de Brasil como principales textos de referencia. El mensaje fue sencillo y muy en línea con su eslogan: “Dios por encima de todo, Brasil encima de todos”.

Bolsonaro ha sido famoso no solo por sus frases racistas, machistas, homófobas y religiosas; sino también por su pelea contra los medios masivos de comunicación y los periodistas que han criticado sus ideas. 

En ese contexto, plataformas como Twitter y Facebook se convierten en una Buena forma de saltarse a los medios de comunicación como intermediarios del mensaje.

“En Facebook y Twitter están todos los actores de la comunicación política: las diferentes ramas del poder, los movimientos sociales, los medios y los ciudadanos. Para los políticos es muy fácil llegar a sus audiencias poniendo un trino o haciendo un Facebook live”, dice Liliana Gómez.

La analista explica que históricamente los políticos de derecha han sabido dirigir sus mensajes de manera apropiada para cada audiencia, pero ahora pueden usar unas nuevas herramientas: los algoritmos. 

“Los algoritmos permiten a cada quien estar en una burbuja recibiendo la información que quiere y le gusta, evitando escuchar a quienes piensan diferente. Eso hace que los extremos adquieran cada vez más poder”, explica. 

Los algoritmos, que se pensaron inicialmente para un tema comercial, hoy también afectan a la ciudadanía, los sistemas políticos y en general la opinión de los ciudadanos. “Creo que hay que construir más cultura política y banalizar menos el ambiente desde los medios”, dice Gómez.

Finalmente Jair Bolsonaro, en Brasil, o Donald Trump, en Estados Unidos, son solo ejemplos extremos de cómo los actores políticos pueden explotar las redes sociales a su favor dirigiéndose directamente a las audiencias. El debate es mucho más amplio. 
Para Liliana Gómez la discusión también encierra temas como la caída de la confianza del público hacia los medios masivos, la necesidad de promover el periodismo de calidad, la lucha contra la banalización de la política y los nuevos usos de las plataformas que la era digital trajo consigo, entre otras. 

Ante el nuevo panorama, los medios de comunicación tienen un reto mayúsculo. “Los políticos no van a cambiar su discurso ni la manera de hacerlo. Le corresponde a los medios tomar ese discurso y ponerlo en un contexto amplio y bien explicado para así crear relaciones de convivencia”, concluye.