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“Hitler fue recibido en Colombia por un círculo intelectual nazi”

Según el escritor Abel Basti, Hitler llegó a Colombia en 1954 protegido por el general Gustavo Rojas Pinilla y por el Gobierno de Estados Unidos.

Imagen de archivo de Adolf Hitler, el máximo líder del nazismo. Foto: Agencia Anadolu

Por: Santiago Serna Duque

A través de numerosas entrevistas, archivos desclasificados de la CIA y documentos periodísticos, el escritor y periodista argentino Abel Basti (5 de julio de 1956) publicó su cuarto libro sobre los años en los que, según él, el máximo líder del nazismo, Adolf Hitler, vivió en Suramérica. 

En el marco de la Feria del Libro de Bogotá (FILBo), Basti hizo el lanzamiento de Hitler en Colombia, un libro que, por medio de minuciosas investigaciones, reproduce el trasegar del Führer por ese país suramericano.

La Agencia Anadolu dialogó con Basti sobre los recorridos de Hitler en los municipios de Tunja y Paipa, la relación del líder del Tercer Reich con un exsoldado de la SS (cuerpo de protección de Hitler) que vivía en Colombia y sobre las filiaciones que algunos expresidentes tenían con el nacionalsocialismo. 

¿Por qué dedicó buena parte de su vida a investigar la supuesta estadía de Adolf Hitler en Sudamérica?

Bueno, yo era periodista en San Carlos de Bariloche (Argentina) y no me interesaba el tema de los nazis ni de la Segunda Guerra Mundial. Pero hubo un pedido de extradición contra un ciudadano prominente de la ciudad en la que trabajaba que, se supo después, era capitán de la Gestapo (Policía secreta nazi). 

Esta persona estuvo detenida en Bariloche mientras aprobaron su extradición a Italia. Durante ese tiempo yo tuve que escribir todos los días sobre los nazis para diferentes agencias de noticias y diarios argentinos. 

En ese lapso de tiempo, la única noticia que valía la pena en materia internacional de Argentina era el caso de este nazi, lo que significó mucho volumen de producción, y para redactar todo eso tenía que investigar bastante. 

A partir de esas indagaciones acumulé información sobre la situación de los miembros nazis en Sudamérica que llevo trabajando durante 20 años. 

¿Durante este tiempo reafirmó la teoría de que Hitler no se suicidó en un búnker de Berlín (Alemania) con su amante Eva Braun?

Sí, lo que pasa es que ese es un tema de legalidad y de pruebas. Si uno revisa los diarios de esa época, en 1945, la información pública era que Hitler había escapado.

Cuando llegan los rusos al búnker de Berlín comunican que el Führer huyó del lugar. A su vez, Stalin hizo un pedido para que Hitler fuera enjuiciado en Núremberg aun habiendo escapado. También hubo un reclamo por parte de los Aliados a España por darle cobijo temporal al máximo líder nazi.

Ya terminada la Segunda Guerra, la Alemania de la posguerra no declaró muerto a Hitler sino hasta 1955, lo que indicaba que el estatus entre el 45 y el 55 del Führer era de una persona viva, sin condena ni orden de captura. En fin, una cantidad de información publicada en los diarios que certifica el escape de Hitler y de Braun.

Cabe decir que Stalin, antes de morir, siempre sostuvo la tesis de que Hitler huyó.

¿Y qué pasó con el cráneo que sirvió como prueba para determinar que Hitler se disparó en la cabeza?

Esa prueba tangible de la que usted habla, que tenían los rusos en los archivos federales de Moscú, se comprobó hace unos años -a través de un análisis de ADN- que correspondía a un cráneo femenino. 

Tras el escape, usted afirma que Hitler vivió en Argentina por varios años, amparado por el presidente Juan Domingo Perón. ¿Qué pruebas tiene para hacer esa afirmación?

Unos documentos del FBI dicen que Hitler vivía en un rancho en los Andes de la Patagonia argentina. Pero no fue exactamente Perón quien planeó dar refugio a Hitler en mi país. 

Todo ocurrió gracias a un pacto militar entre Estados Unidos y los nazis acordado poco antes de que terminara la guerra en el 45. El tratado pretendía evacuar hacia occidente: el capital, miles de hombres, los desarrollos industriales y las divisas de Alemania para que todo esto no cayera en manos de los rusos, quienes estaban avanzando sobre media Europa y habían entrado en Alemania. 

En ese sentido, Hitler tenía un plan B de evacuación con los destinos y los modos de transporte que negoció con los Aliados. El plan se concretó y tanto Hitler como otros líderes del Tercer Reich llegaron a la Argentina y a otras naciones de Suramérica. 

Y Colombia no fue la excepción…

Sabemos que Hitler llega a Colombia en 1954 (o quizás a finales del 53) a través de Perú y estuvo en el país cerca de un año, según documentos de inteligencia de la CIA.

En Tunja fue recibido por el corazón intelectual del círculo nazi, constituido por académicos, militares y dirigentes conservadores. Allí se reunió con su principal amigo, el doctor Julius Sieber, exrector de la Universidad Pedagógica, nombrado por el general Gustavo Rojas Pinilla, y asistió a la fundación de una empresa metalúrgica. 

Es importante decir que la llegada de Hitler a Colombia ocurrió en un contexto político especial. Todos los gobiernos militares de la época avalaban la llegada de muchísimas empresas alemanas con capitales nazis para protegerlas de la “amenaza comunista”. 

Además, arribó en el marco de una serie de acuerdos geoestratégicos en los que las naciones suramericanas suplieron la necesidad de acero que tenían las naciones de la OTAN a inicios de la Guerra Fría. 

¿Hitler se reunió en Tunja con un exintegrante de la SS, llamado Philip Citroen, para velar por los intereses comerciales de la Alemania nazi en Suramérica? 

Uno podría presuponer que, en el marco de lo que estamos hablando, había muchos temas para coordinar y Hitler se habría reunido con Citroen para hablar de negocios. Pero no se lo puedo asegurar. 

¿Es verdad que el expresidente de Colombia Laureano Gómez realizaba tributos en honor a Hitler en Paipa?

Hay dos testimonios cruzados, publicados en el periódico El Espectador, que coinciden -aunque el periodista es escéptico- con un homenaje hecho por el expresidente conservador a Hitler en Paipa, sin su presencia. 

A esto se le puede sumar el testimonio del escritor Edwin Cristian Umaña, quien aseguró que su abuelo contaba que Gómez, junto con un pequeño grupo de personas, hicieron dicho tributo al Führer. 

El abuelo de Umaña también afirmó que el líder nazi se habría bañado en los termales locales de Paipa por razones de salud. Todo esto coincide geográficamente con la descripción del informe de la CIA. 

¿Por qué las fuerzas aliadas o la Mossad israelí no capturaron a Hitler como sí ocurrió con Adolf Eichmann?

Porque gozaba de protección absoluta. Había unos acuerdos entre alemanes y norteamericanos en los que Hitler gozaba de protección, como la mayoría de líderes nazis. 

La captura de personajes como Eichmann fue una excepción, y se llevó a cabo para darle a la comunidad internacional alguna imagen de que se perseguía a los nazis. Pero esto en la práctica no fue así porque los principales receptores de miembros del Tercer Reich fueron los estadounidenses. 

Y no estamos hablando solamente de los científicos, que es la imagen que se ha dado a conocer para proteger al Gobierno de Estados Unidos. 

EEUU incorporó en sus filas a expertos en guerras bacteriológicas, en guerra misilística y química, entre otras especialidades y, sobre todo, a expertos militares que a lo mejor eran buscados como criminales pero que trabajaban para los servicios secretos o el Ejército de Estados Unidos. 

Esto que le digo se sabe por la desclasificación de archivos secretos de la CIA. De hecho, hace algunos años hubo una resolución para que se retirara la pensión a los exnazis que estaban viviendo en Estados Unidos. 

El FBI aseguró que en vísperas de la Segunda Guerra Mundial había espías de la Alemania nazi en Colombia. ¿Cuál era su trabajo? 

Bueno, está claro que se realizaron en Colombia trabajos de espionaje que también eran comunes en toda la región. A través de las redes de espías se llevaron a cabo acciones de propaganda y la coordinación de infiltraciones en círculos políticos, empresariales y militares, con el objetivo de proporcionar datos a Berlín sobre lo que pasaba en aquellos tiempos en Colombia. La idea era coordinar todas las acciones internacionales a favor de las potencias del Eje (Italia, Japón y Alemania). 

Era una red similar a la que tenían los norteamericanos en la guerra de contraespionaje en Suramérica. 

¿Por medio de esas infiltraciones Hitler pretendía provocar golpes de estado en países suramericanos?

Yo revelo en este y otros libros que él tenía un interés en que los gobiernos suramericanos fueran afines al nacionalsocialismo, que parecía iba a ganar la Segunda Guerra. Esto podría implicar que ciertos movimientos políticos accedieran de una forma u otra al poder, ósea, de manera democrática o por la vía de un golpe militar.

En dicha estrategia fue muy importante la figura de Juan Domingo Perón, quien en esa época propició, por ejemplo, el 'Golpe de Pasto' en Colombia, que pretendía derrocar a Alfonso López Pumarejo (presidente entre 1942 y 1945) y que terminó siendo frustrado.

El papel de Perón en cuestiones de desestabilización en diferentes gobiernos suramericanos fue bastante importante. 

Para terminar, ¿Colombia fue uno de los países favoritos para los miembros del Tercer Reich que vivieron en el exilio?

Sí, sí, Colombia fue muy importante para muchos nazis exiliados porque además pudieron llegar al país de forma disimulada y pasaron desapercibidos. Esta nación no parecía estar en los planes de muchos nazis, pero en el marco del fin de la guerra hubo un desembarco no solo de exmilitares nazis sino de una llegada de generosos capitales económicos alemanes relacionados con laboratorios farmacéuticos, químicos y compañías de telefonía. Un sinfín de empresas que fueron contratistas del Estado durante el gobierno de Rojas Pinilla.

En ese sentido, también llegaron pilotos alemanes que trabajaron en compañías como Avianca. Hubo una recepción masiva de capitales de los que los nazis en el exilio se aprovecharon para poder trabajar. Lo diferente es que esto era totalmente desconocido hasta el día de hoy y es algo muy importante en el contenido de mi libro.