El excesivo ruido es un síntoma de la poca tolerancia de la sociedad panameña
El 70 por ciento del ruido que se escucha en las calles de Panamá corresponde al intenso tráfico y a la poca paciencia que los panameños tienen al volante.
El atronador ruido que se percibe en ciertas zonas de la capital panameña supera los límites establecidos a nivel internacional y es un síntoma de la falta de tolerancia de la sociedad de este país centroamericano, lamentó una ONG local.
La presidenta de la Fundación Oír es Vivir, Giovanna Troncoso, afirmó en una entrevista que las sociedades más respetuosas son también las más silenciosas, y que el día a día de la gran mayoría de los panameños es "insoportable".
"El último estudio que se hizo sobre el tema, que lastimosamente data de 2001, demostró que los niveles de ruido que se registran a medio día en Vía España (una céntrica calle de la ciudad) son superiores a los niveles de grandes urbes como Nueva York", aseguró la activista panameña.
La fundación estima que más de la mitad de las afecciones auditivas no congénitas se podrían evitar si construyésemos sociedades más consideradas, y que el 70 por ciento del ruido que se escucha en las calles de Panamá corresponde al intenso tráfico y a la poca paciencia que los panameños tienen al volante.
"El pito es muy molesto y demasiado común en este país. Si un semáforo se pone verde y tardas menos de 10 segundos en arrancar, el auto de atrás ya te está pitando para que no le hagas perder tiempo. La bocina debe ser solo un recurso de urgencia. En otros países lo que se usa son las luces", explicó.
La fundación lanzó hace un par de semanas en distintos medios de comunicación una campaña denominada "Cuando pitas me haces daño", que busca concienciar a la población de la espiral dañina que desencadena el ruido y que usa como reclamo la imagen de un niño con expresión molesta que se tapa los oídos con las manos.
Troncoso lamentó también la poca atención que los Gobiernos latinoamericanos conceden al ruido y alertó de que sus efectos en la salud humana van mucho allá de la pérdida de audición.
"El ruido aumenta los niveles de estrés, perturba el sueño, altera el ritmo cardíaco, genera actitudes agresivas, alteraciones mentales, dificultad para concentrarnos, irritabilidad, dolor de cabeza, fatiga, neurosis, depresión e incluso trastornos digestivos", apuntó.
La Unión Europea (UE) estima que los países pierden anualmente el 0,1 por ciento de su producto interno bruto (PIB) por culpa del ruido y de los trastornos físicos y psicológicos que ocasiona en las personas.
"En la Ciudad de Panamá existen actualmente leyes que buscan controlar la contaminación acústica, el problema es que no se cumplen. Las autoridades deberían destinar más fondos para formar brigadas antirruido", sugirió la activista.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el ruido empieza a ser dañino a partir de los 85 decibelios (dB), un umbral que es atravesado prácticamente a diario en Panamá.
Troncoso indicó que los taladros eléctricos que se usan para perforar el suelo llegan a los 110 dB, mientras que la bocina de los "diablos rojos" (autobuses típicos) alcanza los 100 dB. El pito de un carro sedan, añadió, también supera el límite recomendado y roza los 90 dB.
"En este país es muy habitual que las tiendas coloquen a empleados fuera de los establecimientos con megáfonos, música y altavoces para atraer clientes. Esto sumado al tráfico y a las múltiples obras componen un cóctel ensordecedor", reconoció.
La fundación se unirá el último miércoles de abril a la celebración del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que fue instaurado hace más de dos décadas por el Center for Hearing and Communication de Estados Unidos.
"Invitamos a todo el país a celebrar ese día y a guardar un minuto de silencio el próximo 25 de abril entre las 14:15 y las 14:16 horas. Hay que apagar el carro, el ordenador, la televisión y escuchar el silencio. Es solo un minuto. Necesitamos un Panamá con menos ruido", aseguró.