El drama de madres cabeza de familia que trabajan en clínica de Esimed en Boyacá
Las mujeres dicen que se sienten estafadas porque nadie da la cara y no saben a quién acudir.
El drama de madres cabeza de familia que trabajan en clínica de Esimed en Boyacá
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El drama de madres cabeza de familia que trabajan en clínica de Esimed en Boyacá. Foto: Jorge Herrera
Caminando de extremo a extremo la ciudad de Tunja se ven a los trabajadores de la clínica Esimed, la mayoría mujeres, madres cabeza de familia, que gritan consignas de no al cierre o que les paguen sus salarios atrasados ya que adeudan varios meses de arriendo o no tienen para pagar la alimentación de sus hijos.
“Más o menos gasto 500 mil pesos entre arriendo y servicios, debo dos meses de arriendo y servicios deben. En este momento estoy desesperada porque igual tener tres hijos no es fácil y sin ingresos”, dice Johana Martínez.
Esta mujer de 35 años de edad trabaja en la parte administrativa de atención al usuario y facturación de Esimed, tiene tres hijos y es madre cabeza de familia y su único ingreso mensual es el que recibe en la Clínica.
Paradójicamente no tiene salud para sus hijos porque la entidad no les ha pagado ese concepto, así como cesantías desde hace tres meses.
“Nos deben recargos desde julio y nos sacaron a vacaciones sin pagarnos, ni cesantías. Mis hijos no tienen salud porque no me han pagado el seguro y no tengo a donde llevarlos si se enferman”, se toma la cabeza.
La desesperación de esta madre es que las deudas la acechan todo el tiempo y los gastos en alimentación y educación la tienen al borde de la locura.
“Tengo deudas con los bancos, en este momento es cuestión de desespero de no saber qué hacer. Gasto 10 mil pesos diarios en alimentación y 300 mil pesos en educación al mes”, dice doña Johana.
Le toca el brazo a una de sus compañeras de marcha, afirmándole que no tiene a quien reclamarle o a quién recurrir para reclamar por sus derechos salariales y laborales.
“No tenemos directivos, la clínica no tiene un gerente que nos ponga la cara, en Bogotá no nos paran bolas. No sabemos a quién reclamarle, ni que hacer”, se desespera esta madre que vive con sus tres hijos sola en Tunja.
- Toca pedir ayuda a los vecinos y la familia
Ingrid Catalina Salcedo de 35 años de edad, oriunda de la capital boyacense dice que sus gastos en arriendo son de 580 mil pesos y en servicios públicos es 120 mil pesos, casi 800 mil pesos, sin embargo es consciente que debe esas dos responsabilidades y los dueños de la casa no dan espera.
“En eso estoy colgada, también colgada en los servicios, un mes pago unos al otro mes me los cortan. Llevo cinco meses en la misma situación que no me pagan mis recargos”, se ríe tímidamente.
Doña Ingrid dice que cumplió con sus turnos, que pasó sábados, domingos y noches enteras trabajando y van cinco meses que no le pagan sus salario completos.
“Esos recargos es lo que le quedan a uno como para medio hacer algo, pues me tienen grave porque solo me alcanza para pagar arriendo y servicios, pero pare de contar”, manotea.
Dice que es complicado mantener a sus dos hijos porque “toca pedir ayuda en un lado, la vecina de la tienda que me fía no siempre le hacen el favor”.
Cuenta que tiene que soportar maltrato de la gente por las deudas y está dramática su situación que ni para el bus tiene. “Últimamente me vengo y me voy a pie, porque si hay para una cosa no hay para la otra. (…) Pídales a los familiares por uno y por otro lado. Todos estamos en la misma situación”.
Algunas veces cuando sus hijas tienen actividades en el colegio, a la señora Johana le toca decirles que no, por lo mismo: no hay plata.
“Realmente queremos que nos den respuesta y nos digan a qué atenernos qué vamos hacer”, dice.
En lo que coinciden la mayoría de trabajadores es que nadie les apuesto la cara, ni les han dicho qué va a pasar con la clínica y muchos no saben quién es el responsable de todo lo que está sucediendo en Esimed que manejaba más de 140 mil pacientes en Boyacá.
Es de anotar que los pacientes de la clínica se sienten en el limbo porque los otros hospitales como el San Rafael de Tunja y la clínica Medilaser están colapsados.